Eska 1918–2025: el regreso de la marca suiza olvidada que conquista a los coleccionistas

Sommaire

Eska: Análisis de una marca de relojería resucitada

Eska. Este nombre, que hoy suena como un eco del pasado, resurge con una nueva ambición en la escena de la relojería independiente. Para el coleccionista, puede evocar una discreta esfera vintage, un reloj de buceo olvidado o un raro cronógrafo de triple calendario. Para el aficionado contemporáneo, se encarna en modelos como el Amphibian 250 o el Heritage SK25, símbolos de un “revival” muy actual. Fundada en 1918 por Silvan Kocher bajo la razón social S. Kocher & Co, Eska —la transcripción fonética de las iniciales “S” y “K” de su fundador— fue una marca suiza de envergadura. Conoció una verdadera presencia en los mercados internacionales antes de desaparecer, como tantas otras, durante la crisis del cuarzo en los años 80.

Este artículo se dirige, por tanto, a un doble público. Por un lado, el coleccionista de piezas antiguas, curioso por comprender el pedigrí y el valor de los relojes firmados “Eska” que puede encontrar, ya sean sobrios relojes de vestir, sorprendentes complicaciones o preciosas esferas de esmalte cloisonné. Por otro lado, el aficionado a la relojería contemporánea que, al ver surgir las nuevas creaciones de Eska, se pregunta: ¿tiene esta resurrección una legitimidad real más allá de un simple marketing patrimonial? La pregunta central es la siguiente: ¿es Eska una simple “etiqueta reciclada” —lo que la industria a veces llama una “marca zombi”— o estamos asistiendo al relanzamiento coherente de un patrimonio relojero digno de interés? ¿Qué vale su ADN, tanto histórico como moderno, frente a la actual ola de “bellas durmientes” resucitadas y de micromarcas independientes que están redefiniendo el panorama?

Los cronógrafos Eska están disponibles aquí en Catawiki (muchos modelos raros y grandes oportunidades de subasta)

Para responder a estas preguntas, proponemos un análisis a fondo en tres tiempos: una disección de la historia y del ADN técnico de S. Kocher & Co (1918–1980), un análisis crítico de su renacimiento (2010–2025), y un posicionamiento de mercado frente a sus competidores. Todo ello explicando las nociones relojeras e industriales clave que definen el universo Eska. ¡Empecemos este viaje entre el pasado, el presente y las perspectivas de futuro!

Cronógrafo Eska de los años 50 (calibre Landeron 48) con esfera plateada de dos contadores
Un cronógrafo Eska de los años 50, calibre Landeron 48, con su elegante esfera plateada de dos contadores – Crédito: Catawiki

1. Cronología histórica: de los Kocher a la crisis del cuarzo

La historia de Eska es la de una empresa familiar suiza típica de la edad de oro de la relojería, marcada por un rápido crecimiento, una audaz expansión internacional y una caída brutal frente a una revolución tecnológica. Aquí están las grandes etapas, desde la fundación en 1918 hasta su letargo en los años 80.

1918–1937: Fundación e instalación

La aventura comienza en 1918. S. Kocher & Co es fundada por Silvan Kocher padre y su hijo Erwin, en su pueblo natal de Selzach, en el corazón de la Suiza alemana. Muy pronto, se adopta la marca comercial “Eska”. La empresa se especializa entonces en un segmento en auge: los pequeños relojes de pulsera, a menudo bellamente decorados y equipados con pequeños calibres de buena factura. En esa época, la producción de Eska privilegia los relojes de bolsillo convertidos en relojes de pulsera, y luego progresivamente modelos diseñados específicamente para la muñeca, con un énfasis en la legibilidad y la elegancia. Los primeros Eska son modestos en tamaño, pero ya están bien acabados. Juegan la carta de la fiabilidad discreta.

1937–1950: La expansión internacional

En 1937, la empresa da un paso estratégico importante al trasladarse a Grenchen (Granges). No es un simple cambio de dirección: Eska deja el ámbito del taller de pueblo para instalarse en uno de los mayores polos industriales de la relojería suiza. Este movimiento señala un aumento de volumen y una clara ambición orientada a la exportación. Esta ambición es encarnada por los otros hijos de Silvan Kocher. La estructura familiar se despliega a nivel internacional: Walter Kocher establece una filial en Nueva York para el mercado norteamericano, mientras que Edgar Kocher hace lo mismo en São Paulo, Brasil. Eska conoce un éxito notable en América del Norte y del Sur, pero su presencia se extiende también a Asia y Australia. En todo el mundo, cientos de miles de relojes Eska dirigen la vida… como clama una publicidad de la época. La implantación en Brasil es particularmente fuerte, incluyendo, según algunas fuentes, una unidad de producción local para responder a la creciente demanda.

Publicidad de Eska de 1948 que muestra a un esquimal en trineo y el eslogan «En todo el mundo, la hora… Eska»
Publicidad de Eska publicada en 1948, destacando la exportación mundial («En todo el mundo») y la fiabilidad suiza de la marca – Crédito: Adirondack Retro

1950–1970: La edad de oro

El período de los Treinta Gloriosos es la edad de oro de Eska. La marca ha alcanzado su plena madurez y dispone de una red de distribución mundial. Su producción se diversifica para cubrir todos los segmentos del mercado:

  • Relojes clásicos: El corazón de la producción siguen siendo los relojes de vestir de tres agujas, fiables y elegantes, a menudo de oro o chapados en oro, de diámetro contenido (34–36 mm) y con un diseño depurado.
  • Relojes con complicaciones: La marca demuestra una verdadera maestría técnica al proponer cronógrafos, pero también piezas sofisticadas que incluyen calendarios completos (día, fecha, mes) y fases lunares. Un cronógrafo Eska con triple calendario y fase lunar, animado por un calibre Valjoux 88, sitúa a la casa –en el plano técnico– al mismo nivel que otros iconos de la época.

No hay descripción de la foto disponible.

  • Oficios artísticos: Hecho notable, Eska produce piezas de excepción con esferas de esmalte cloisonné de una calidad remarquable, que representan mapas, figuras mitológicas o escenas exóticas. Hoy en día, estos relojes con esfera de esmalte son muy buscados por los coleccionistas.
  • Relojes-herramienta: En 1959, Eska se inscribe en la tendencia naciente de los relojes de buceo profesionales al lanzar su modelo insignia, el mítico Amphibian 600. Se trata de un verdadero reloj de buceo (600 pies de estanqueidad anunciados), dotado de un amplio bisel de baquelita y un original indicador de reserva de marcha a las 12. Según la leyenda, solo subsisten cuatro ejemplares de este Amphibian 600, lo que lo convierte en un “unicornio” absoluto para los coleccionistas avezados.

Aunque el Amphibian 600 es inencontrable, otros relojes de buceo Eska aparecen en Catawiki. ¡Mantente atento!

Reloj de buceo Eska Amphibian 600 de 1959, esfera negra con números arábigos sobredimensionados y bisel de baquelita graduado
El Amphibian 600 (1959), un reloj de buceo rarísimo a menudo comparado con el Blancpain Fifty Fathoms, con su esfera de números sobredimensionados y su bisel giratorio de baquelita – Crédito: Matthew Bain Inc.

Durante este período, Eska se posiciona como una marca seria del segmento mid-tier, ofreciendo una excelente calidad de acabado por su precio, sin por ello buscar competir con las casas de Alta Relojería. Es lo que se llama un buen alumno discreto de la relojería suiza: lejos de los focos, pero produciendo piezas sólidas y encantadoras.

1970–1980: Crisis y letargo

Como innumerables actores de tamaño medio, S. Kocher & Co (que también producía bajo la marca hermana Royce) es golpeada de lleno por la revolución del cuarzo. Se describe a la empresa como lenta en la adopción de los movimientos electrónicos. La competencia asiática, barata y precisa, así como la reestructuración de la industria suiza en torno a unos pocos grandes grupos, resultan fatales. Incapaz de competir en este nuevo terreno tecnológico y económico, la sociedad abandona progresivamente la fabricación para concentrarse durante un tiempo en la gestión de licencias. La marca cesa finalmente sus actividades en 1987, cayendo en un largo sueño y convirtiéndose en lo que los coleccionistas llaman una “bella durmiente”. En resumen, el capítulo de Eska parece cerrado, la bella durmiente esperando a un hipotético príncipe azul relojero para despertarla. (Ya volveremos a esto…)

Cabe señalar que la historia de Eska es la de un terminador-comercializador ágil. Su fuerza histórica no residía en una producción manufacturera verticalizada, sino en su flexibilidad de ensamblaje (utilizando excelentes ébauches de terceros) y su brillante red de distribución mundial (pilotada por la familia Kocher). La crisis del cuarzo no mató a una manufactura a la antigua; hizo obsoleto un modelo comercial que había hecho la fortuna de Eska desde el período de entreguerras. Es la misma tragedia industrial que se llevó por delante a tantos otros nombres a finales de los años 70.

2. ADN estético y técnico histórico de Eska

Para comprender el interés de Eska hoy, es necesario analizar lo que producía ayer. Su ADN histórico revela una dualidad sorprendente, que hace las delicias de los coleccionistas expertos. La identidad visual de Eska oscilaba entre una gran sabiduría y destellos de audacia relojera. En el aspecto técnico, la marca se comportaba como un “buen alumno suizo”, aprovechando al máximo el saber hacer de su época. Veámoslo en detalle.

Firmas visuales: sabiduría clásica y audacia controlada

La cara sabia: El corazón de la producción comercial, especialmente para la exportación, estaba constituido por relojes de vestir de ejecución sobria. Se trataba de piezas clásicas, de proporciones contenidas (a menudo 34–37 mm), con esferas guilloché o cepilladas, índices aplicados y cajas redondas o de forma en acero, chapadas en oro u oro macizo. Estos relojes Eska de los años 50-60 muestran una elegancia contenida, casi austera, que servía bien al gusto de los mercados occidentales de la posguerra.

La cara audaz: Aquí reside el verdadero interés patrimonial. ¡Eska no era solo una marca de volumen! Supo producir piezas de excepción que testimonian un saber hacer de primer nivel:

  • Artesanía: Las esferas de esmalte cloisonné son el ejemplo perfecto. Estas piezas, de una gran complejidad de ejecución, no tenían nada que envidiar, en el plano artístico, a las de marcas mucho más prestigiosas. Cada esfera cloisonné de Eska era como un pequeño cuadro en miniatura hecho de hilos de oro y polvo de vidrio cocido.

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  • Alta complicación: La marca dominaba las complicaciones relojeras. Proponía, en particular, cronógrafos con calendario completo y fase lunar, animados por calibres nobles (Valjoux 72C, Valjoux 88…). ¡Encontrar un Eska vintage equipado con un Valjoux 72C (la base del cronógrafo de triple calendario) o un Valjoux 88 (versión con fase lunar) lo sitúa, en el plano puramente mecánico, al nivel técnico de algunos Patek Philippe de la época!
  • Tool-watch: El Amphibian 600 de 1959 merece una segunda mención. No se trataba de un simple reloj estanco: era un verdadero reloj de buceo profesional, a menudo comparado con el Blancpain Fifty Fathoms por su inspiración. Se distinguía por un amplio bisel negro, una legibilidad máxima y un diseño robusto (incluso se rumorea que fue probado por la Marina Nacional francesa). Una pieza fuera de norma, hoy casi inencontrable.
Reloj Eska de oro de los años 50 con esfera de esmalte cloisonné que representa a un jinete árabe y un palacio
Ejemplo de pieza Eska “métiers d’art”: esfera de esmalte cloisonné (oro de 14 ct, principios de los 50) decorada con una escena oriental – Crédito: Bulang & Sons
Detalle macro de una esfera Eska cloisonné que muestra la decoración de un jinete sobre fondo dorado

Detalle de una esfera cloisonné de Eska de los años 50: el esmalte está dividido por finas cintas de oro para dibujar al jinete y su caballo – Crédito: Bulang & Sons

Elecciones técnicas: el “buen alumno” de la relojería suiza

Eska no era una manufactura en el sentido moderno del término (no producía sus propias ébauches). Como la mayoría de las marcas de su época, operaba como un ensamblador de primer nivel, apoyándose en los mejores proveedores de la industria suiza. Los archivos y las piezas vintage que nos han llegado muestran el uso de calibres reputados, suministrados por pilares como Adolph Schild (AS), ETA, Felsa o Valjoux. En otras palabras, bajo el capó de un Eska antiguo, a menudo se encuentra el mismo motor que en muchas otras casas helvéticas, y eso es bueno. Esta mutualización permitía un mantenimiento fácil y un rendimiento probado. Un ejemplo elocuente: varios cronógrafos Eska utilizan el Landeron 48, un movimiento robusto y preciso que ha demostrado su valía en miles de relojes en los años 50. Lo mismo ocurre con los relojes simples, a menudo motorizados por calibres AS o Peseux fiables, sin extravagancias innecesarias.

El interés para el coleccionista vintage: este ADN histórico bifurcado es una bendición. Por un lado, una producción en masa fiable para la exportación; por otro, una producción de nicho, casi confidencial, de piezas de alto vuelo. El verdadero atractivo de Eska en el mercado vintage reside, por tanto, en su inmejorable relación encanto/precio. Como la notoriedad de la marca ha permanecido confidencial, todavía es posible adquirir una complicación relojera Eska (un triple calendario, una fase lunar…) o una pieza de artesanía (una esfera esmaltada) por una fracción del precio de un Universal Genève, un Longines o un Movado equivalente, cuyas cotizaciones se han disparado. En otras palabras, Eska es la encarnación perfecta de la “sleeper brand”: una marca dormida cuya calidad intrínseca supera con creces su reconocimiento actual. ¿Quieres jugar a ser un coleccionista astuto? No pases por alto esta discreta firma. Nosotros mismos, en una feria de relojería, encontramos un Eska de calendario completo y fase lunar por unos cientos de euros; el sonido apagado de su Valjoux 72C nos sedujo tanto como su irrisorio precio. Increíble.

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Reloj de vestir Eska de los años 50 en oro amarillo de 18 ct, con esfera champán y asas gruesas
Un Eska Calatrava de oro (c. 1955) con elegantes “asas gruesas”, estilo típico de la época – Crédito: Goldfinger’s Vintage

3. Eska en el panorama relojero de ayer: grupos, mercados, competencia

Para comprender la importancia de Eska en su apogeo, es necesario situarla en su ecosistema industrial. Su pertenencia efímera a un grupo prestigioso y su sofisticada estrategia comercial dicen mucho de su estatus en la época.

El episodio del grupo Heuroplan (1959–1962)

En 1959, Eska se une al grupo Heuroplan. Se trata de una alianza comercial franco-suiza que agrupa a cinco marcas: cuatro suizas (Movado, Cyma, Eska, Juvenia) y una francesa (Nappey). Atención, no hay que imaginar a Heuroplan como un holding industrial moderno (como Swatch Group o LVMH). Su objetivo no era fusionar la producción o compartir calibres, sino mutualizar los costes de marketing y distribución en ciertos países, especialmente en Francia. En otras palabras, Movado, Cyma, Eska y compañía presentaban juntas sus relojes bajo una bandera común en los salones y en algunas publicidades, para beneficiarse de una imagen de “grupo” tranquilizadora para los minoristas y de economías de escala en la promoción.

Aunque la alianza Heuroplan fue de corta duración (aproximadamente de 1959 a 1962), es un marcador de estatus. El simple hecho de que Eska se sentara en la misma mesa que gigantes como Movado y Cyma valida su posición en la época: no era un pequeño actor local, sino una marca de volumen, seria e internacionalmente establecida. En los anuncios de Heuroplan, el nombre de Eska aparece con orgullo junto a los demás, con el lema “La Mode et la Montre… gagnent au jeu d’Heuroplan” (“La Moda y el Reloj… ganan en el juego de Heuroplan”). Prueba de que la asociación entre casas buscaba dar un aura de modernidad y fiabilidad.

Sin embargo, en el terreno industrial, Eska conservaba su independencia técnica. No había calibres Movado en los Eska, ni viceversa; cada marca del grupo mantenía su especificidad. Esta unión efímera ilustra sobre todo la necesidad de las marcas de tamaño medio, a finales de los años 50, de agruparse frente al aumento de los costes y la creciente competencia en los mercados en plena expansión (EE.UU., Europa, Asia). Y Eska era lo suficientemente prominente como para ser invitada a este selecto club. Una vez cerrado el paréntesis de Heuroplan, Eska reanudará su camino en solitario hasta la crisis del cuarzo.

Publicidad de Heuroplan de 1959 que presenta a Movado, Eska, Nappey, Juvenia, Cyma y sus relojes

Publicidad de 1959 para el grupo Heuroplan – Eska figura junto a Movado, Juvenia, Cyma y Nappey, prueba de su estatus en los años 50 (fuente: revista Montres et Bijoux) – Crédito: BirthYearWatches

Mercados clave históricos: una marca trotamundos

Como se ha mencionado, la fuerza de Eska residía en su despliegue global, con una presencia particularmente marcada en Estados Unidos y Brasil. En los años 40-60, Eska exporta más del 80% de su producción. Para gestionar estos mercados lejanos, S. Kocher & Co demuestra una notable sofisticación comercial al emplear una estrategia multimarca. Eska se posicionaba como la marca principal, centrada en relojes finos, modelos de alta gama, piezas “clásicas” y realizaciones de prestigio. Paralelamente, la empresa utilizaba la marca “Royce” como una marca hermana, dedicada a modelos más deportivos o de entrada de gama, específicamente para los mercados de exportación. Este enfoque muestra una estructura empresarial madura, capaz de segmentar su oferta para maximizar su penetración en el mercado.

¿El nombre Royce te suena vagamente? Efectivamente, era una marca distribuida en EE.UU. e Inglaterra, cuyos relojes eran fabricados por Eska. Por ejemplo, el Amphibian 600 también se ofreció bajo la denominación Royce en algunos mercados. Del mismo modo, se encuentran cronógrafos de los años 60 firmados por Royce cuyo interior de la caja lleva la inscripción S. Kocher & Co. (Yo mismo poseo un cronógrafo Royce Valjoux 7730 con una “R” aplicada en la esfera. En realidad, esconde un tímido Eska, cuyo nombre está estampado en el fondo de la caja, ¡divertido!). Este sutil juego de doble marca demuestra la voluntad de Eska de conquistar cuotas de mercado en el extranjero adaptando su imagen.

Los cronógrafos Royce, fabricados por Eska, son excelentes alternativas. Descubra los modelos disponibles en subasta en Catawiki.

Cronógrafo Royce de los años 60, esfera plateada con dos contadores, marca perteneciente a Eska
Un cronógrafo “Royce” hacia 1960: detrás de esta marca destinada a la exportación (logo alado), encontramos los relojes Eska y el saber hacer de Kocher (calibre Landeron 248) – Crédito: BirthYearWatches

Competencia y posicionamiento de la época

¿Cómo situar a Eska frente a los otros actores de mediados del siglo XX? Se puede clasificar entre los “buenos alumnos discretos” del mid-tier suizo. Es decir, más cualitativo que una pequeña marca local sin envergadura, un peldaño por debajo de los grandes nombres establecidos (Omega, Longines, etc.), pero a veces con tanto interés relojero. Eska jugaba en la misma liga que marcas como Juvenia, Certina, Cyma o Enicar: casas serias, innovadoras a su escala, cuyos productos han envejecido bien. Así, un triple-fecha Eska de 1950 no tiene nada que envidiar a un Movado Calendograph equivalente, salvo que valdrá diez veces menos en el mercado actual. Siempre volvemos a esa inmejorable relación calidad-precio en el vintage.

En los años 70, sin embargo, este posicionamiento se erosiona. La marca se desliza por la pendiente del anonimato, compitiendo con los grandes grupos emergentes (Seiko por el lado del cuarzo, SSIH y ASUAG por el lado suizo). No nos engañemos: Eska nunca fue “ultra-lujo”. Se situaba en el segmento medio/accesible, con una verdadera calidad de fabricación para la época, pero sin buscar la complicación loca o el acabado maníaco. Y eso está muy bien. De hecho, todavía hoy, esa humildad técnico-estética es lo que hace que un Eska vintage encante sin pretensiones; uno se siente iniciado cuando lleva uno, no pretencioso.

4. Desaparición y luego renacimiento contemporáneo

Tras su puesta en letargo en 1987, Eska se convirtió en una marca fantasma, sobreviviendo solo en los cajones de los coleccionistas y en los archivos de la relojería. Sin embargo, casi cuatro décadas después, la bella ha despertado. Contemos este reciente renacimiento, desde sus modestos comienzos hasta sus últimas ambiciones.

El letargo (años 1980–2000)

Como se vio anteriormente, la crisis del cuarzo doblegó a Eska. Entre 1980 y 2000, la marca prácticamente solo existe en el mercado de segunda mano. No se produce ninguna novedad. El stock de piezas de repuesto y movimientos se liquidará durante los años 80 a través de otros canales (algunos relojes nuevos de Eska todavía se encontrarán en las vitrinas de los minoristas hasta los años 90). Pero oficialmente, Eska está en letargo. La sociedad S. Kocher & Co ha cerrado, el nombre de la marca pertenece a un registro pero ya no se explota. Se une al cementerio de marcas suizas engullidas por la ola electrónica. La única forma de “cruzarse con ella”: buscar piezas vintage o toparse con un anuncio de época en un mercadillo.

El renacimiento (2024)

En 2024, un giro inesperado: la marca Eska es oficialmente reactivada, no por un gran grupo, sino por dos empresarios y apasionados franceses: Christophe Chevreton y Sinicha Knezevic. Estos nuevos propietarios, instalados en Franco Condado, deciden devolverle la vida a Eska comprando la marca y lanzando nuevos modelos inspirados en su rico pasado. No vamos a mentir: el anuncio hace poco ruido al principio. Una más, se podría pensar, en la ola de revivals neovintage. Recordemos que en los años 2010–2020 vimos renacer un montón de nombres olvidados: Nivada Grenchen, Aquastar, Lip, Wolbrook, etc. ¿Por qué no Eska, vaya….

El relato de este renacimiento es crucial para evaluar su legitimidad. El discurso oficial de la marca (en su sitio web y comunicados) está marcado por una forma de honestidad: no pretende ninguna continuidad familiar o industrial directa con los Kocher. Se trata de una resurrección asumida por apasionados externos, cuya visión es “honrar el alma de los modelos históricos” y “despertar a la bella durmiente”. Un detalle, o más bien una feliz coincidencia narrativa, crea un poderoso puente simbólico entre el pasado y el presente: Eska, fundada por Silvan Kocher, es retomada por un equipo en el que uno de los miembros es Sinicha Knezevic. Como subraya maliciosamente la comunicación, las iniciales S.K. se encuentran tanto en el fundador como en el nuevo propietario, ¡ofreciendo un storytelling casi demasiado perfecto para ser fortuito! Así, sin lazos de sangre pero con un guiño, el círculo se cierra.

Concretamente, la nueva entidad Eska comienza humildemente. Sin una manufactura flamante ni calibres “de la casa”. Los primeros bocetos de productos se dibujan en 2023, se validan con la ayuda de consultores en diseño vintage, y la financiación se asegura parcialmente a través de crowdfunding. Sí: ¿qué mejor que un Kickstarter para probar el apetito del mercado? Los nuevos propietarios lo saben, la legitimidad de una marca resucitada no se decreta, se gana. Tendrán que convencer a los puristas.

Los pilares del relanzamiento: Amphibian 250 y Heritage SK25

La estrategia de relanzamiento se articuló en dos tiempos, en torno a dos modelos clave:

  • Amphibian 250: El primer lanzamiento se hizo a través de la plataforma de financiación participativa Kickstarter a finales de 2024. Se trata de una reinterpretación moderna del rarísimo Amphibian 600 de 1959. El “250” retoma los códigos estéticos de su antecesor (bisel ancho, esfera ultralegible, aspecto de tool-watch de la vieja escuela), adaptándolos a una caja de 40 mm estanca a 250 m. A finales de 2024, una campaña de Kickstarter permite financiar la puesta en producción de este reloj de buceo neorretro. Éxito moderado pero suficiente: la comunidad de aficionados a los relojes de buceo vintage responde, los primeros en apuntarse se llevan los primeros ejemplares.
  • Heritage Chronograph SK25: Anunciado en 2025, este cronógrafo bicompax neovintage de 38 mm señala la segunda fase del relanzamiento: una mejora técnica y la voluntad de establecerse como una marca creíble en un segmento de precios superior. El Heritage SK25 (SK por Silvan Kocher, 25 por el año de lanzamiento) es un cronógrafo mecánico de cuerda manual, dotado de un calibre con rueda de pilares La Joux-Perret, del que hablaremos más adelante. Con este modelo más ambicioso, Eska versión siglo XXI saca la artillería pesada para seducir a los aficionados ilustrados de los cronógrafos vintage.
Eska Amphibian 250 «Green Turtle» en la muñeca, reloj de buceo neorretro de 40 mm inspirado en el modelo de 1959
El Amphibian 250 (aquí en edición limitada Green Turtle de 136 ej.) revisita el reloj de buceo de 1959 en un moderno formato de 40 mm y estanco a 250 m – Crédito: Monochrome Watches
Eska Amphibian 250 Black Shark, esfera negra sobre correa NATO negra, con correa de acero de repuesto
La versión “Black Shark” del Amphibian 250, propuesta con un brazalete de acero tipo “granos de arroz” y una correa NATO negra – Crédito: Eska Watches
Primer plano del fondo atornillado del Eska Amphibian 250 Black Shark (grabado Besançon FRANCE)
Detalle de la carrura y del fondo atornillado del Amphibian 250 (grabado “Besançon – FRANCE” porque está ensamblado en Franco Condado) – Crédito: The Calibrated Wrist

Coherencia del relanzamiento: la elección del Amphibian 600 como modelo de lanzamiento es estratégicamente brillante. El original de 1959 es un verdadero Grial de coleccionista, un unicornio del que solo existirían unos pocos ejemplares conocidos. Al elegir resucitar esta pieza específica —y no un banal reloj de vestir genérico— los nuevos propietarios han enviado una señal fuerte a la comunidad de apasionados: “Hemos hecho nuestra investigación, conocemos la historia oculta de Eska y nos dirigimos a ustedes.” Este renacimiento establece una clara continuidad estilística (reloj de buceo, cronógrafo) al tiempo que asume una discontinuidad industrial. La marca, históricamente suiza, se vuelve franco-suiza en su ejecución: los nuevos modelos reivindican, en efecto, un ensamblaje realizado en Besançon, Francia, cuna histórica de la relojería francesa.

Además, la progresión en dos tiempos (primero un reloj de buceo accesible, luego un cronógrafo de alta gama) permite llegar a dos públicos: los aficionados a los deportivos vintage por un lado, y los aficionados a los cronógrafos por otro. Estamos ante un renacimiento llevado a cabo de forma inteligente, sin precipitaciones. Lo hemos presenciado paso a paso, un poco escépticos al principio, lo confieso, y nos ha sorprendido gratamente la coherencia global del enfoque.

5. Posicionamiento de la Eska contemporánea en el mercado actual

La nueva entidad Eska no se contenta con revivir un nombre; debe luchar por su lugar en un mercado de independientes y micromarcas más competitivo que nunca. Veamos dónde se sitúa en términos de segmento, competencia y discurso de marca.

Segmento de precios y productos

El análisis de los dos primeros lanzamientos revela una estrategia de mejora de gama muy clara:

  • Amphibian 250: Lanzado inicialmente en Kickstarter a un precio de entrada muy agresivo (~700€ para los primeros suscriptores), ahora se posiciona en el segmento “mid-tier accesible”, en torno a los 990 € (o ~1,125 $). Un hecho crucial es que la marca ha realizado una notable mejora técnica entre el proyecto inicial y la serie final: las primeras versiones (Kickstarter) estaban equipadas con un movimiento Seiko NH38 (automático japonés fiable pero asequible), mientras que los modelos de producción actuales han pasado al Sellita SW200 suizo. Este cambio de un calibre japonés a un calibre suizo de referencia es una inversión significativa, que señala una voluntad de no hacer concesiones en la calidad percibida. Además, el Amphibian 250 se ensambla en Francia con un exigente control de calidad; estamos lejos de un simple truco de marketing, el producto ha sido perfeccionado.
  • Heritage SK25: Aquí, Eska cambia de categoría y apunta al nicho de la “micromarca premium”. Con un precio de venta al público de alrededor de 2,450 €, este cronógrafo se justifica por elecciones mecánicas radicalmente diferentes: un calibre de cronógrafo de cuerda manual y rueda de pilares, el La Joux-Perret L113. Este último ofrece 60 horas de reserva de marcha y un acabado cuidado, posicionando al Heritage SK25 frente a piezas como los Longines Heritage Classic o algunos Hamilton Intra-Matic de alta gama. Ya no estamos en el simpático diver de 1,000 €, estamos ante un cronógrafo para conocedores dispuestos a invertir varios miles de euros. ¡Hay que atreverse!

La diferencia de precio entre los dos modelos es, por tanto, importante, y cabe preguntarse si no existe un riesgo de brecha. El Amphibian 250 se dirige a un público amplio (como el Baltic Aquascaphe o el Yema Superman Heritage, por citar referencias). El Heritage SK25 se dirige claramente a un público de puristas, más reducido, pero potencialmente más comprometido. Dicho esto, esta dualidad también puede ser una fortaleza: Eska cubre dos segmentos y puede hacer que un cliente pase del reloj de buceo de 1,000 € al cronógrafo de 2,500 € si ha quedado convencido por la calidad inicial.

Competencia: micromarcas vs. marcas resucitadas

Eska se enfrenta a dos tipos de competidores:

  • Vs. micromarcas “desde cero” (Baltic, Serica, etc.): Frente a casas muy respetadas como Baltic o Serica, que han tenido que construir su legitimidad desde cero en los años 2010, Eska posee una ventaja narrativa importante: una herencia real y centenaria (1918). Puede contar una historia, mostrar archivos, jugar con la nostalgia, algo de lo que carecen los nuevos brotes. Por otro lado, estas micromarcas establecidas tienen a su favor una imagen de coherencia y modernidad que Eska aún debe demostrar.
  • Vs. otros relanzamientos patrimoniales (Nivada, Aquastar, Wolbrook…): Este es el grupo de pares más relevante. Marcas como Nivada (con su Chronomaster), Aquastar (Deepstar) o Vulcain (la Cricket) libran una batalla similar. La estrategia suele ser compartida: resucitar un diseño histórico fuerte (a menudo un tool-watch), dirigirse a la comunidad de apasionados a través de las redes sociales y justificar un precio premium mediante el uso de movimientos suizos de calidad. Eska lo ejecuta en dos tiempos, mientras que otros lo han hecho todo de una vez. Primero validó el mercado y construyó una comunidad con el Amphibian 250, un producto de fuerte identidad y precio competitivo. Luego, utiliza la legitimidad adquirida para lanzar un “producto halo” más caro, el Heritage SK25, que sirve para reposicionar toda la marca hacia arriba. Es muy inteligente.

A día de hoy (finales de 2025), ¿cómo se percibe a Eska en el sector? Como una micromarca “revival” a seguir. Aún no tiene la distribución de un Nivada ni la base de fans de un Baltic, pero ha logrado su entrada. Las opiniones de los clientes son buenas, los plazos de entrega se cumplen y la comunidad en línea comienza a crecer. Lo que la distingue es esta mezcla de herencia sincera y toque francés (ensamblaje en Besançon, comunicación en francés en las redes sociales) que atrae especialmente al público francés. En resumen: Eska juega la carta del independiente creíble, no del artilugio de marketing. Una parte de la apuesta está ganada.

Discurso de marca: transparencia y storytelling asumido

Echemos un vistazo al posicionamiento de marketing del discurso de Eska 2.0. Encontramos todos los ingredientes de un revival bien llevado:

  • El orgullo de un fundado en 1918 destacado en el sitio web y en el embalaje. Esto permite reivindicar “más de un siglo de audacia relojera”, aunque haya habido un gran vacío temporal. Es cierto que Eska es más antigua que, digamos, Rolex o Patek (¡sí, 1905 y 1839 respectivamente!). Pero bueno, se juega con las fechas 😊.
  • Una doble cultura suiza-francesa: anclaje histórico en Granges (se menciona la región de Soleura), pero fabricación y servicio posventa en Francia. Este doble ADN es bastante genial porque se sale del sempiterno Swiss Made, al tiempo que tranquiliza sobre la seriedad (Besançon tiene una etiqueta de cronometría, etc.). El sitio web muestra con orgullo “Ensamblado en Francia” y explica por qué esta transparencia es una elección cualitativa.
  • Un énfasis en la comunidad: Eska comunica regularmente a través de Instagram, responde a los comentarios, destaca reseñas de prensa (Monochrome, etc.) y busca educar sobre su historia. Es una estrategia ganadora, porque a la nueva generación de compradores le gusta sentirse implicada e informada. Estamos lejos de una marca fría y distante.
  • Sin promesas tecnológicas exageradas: Eska no pretende haber “hecho todo internamente”. Al contrario, juega la carta de la transparencia (proveedores suizos, taller de ensamblaje francés) y de la elección de los mejores componentes disponibles. Por ejemplo, en el Heritage SK25, la marca explica su elección del calibre La Joux-Perret en lugar de un Sellita, admitiendo que es más caro pero más exclusivo.

Veredicto intermedio: Eska juega ahora en la liga de los independientes creíbles. Todavía no al nivel de una “gran” casa, pero tampoco en un segundo plano. Cumple muchos de los requisitos que nosotros, los apasionados, esperamos: un patrimonio real utilizado con respeto, relojes con un estilo coherente y una ficha técnica sólida, y un discurso humilde. ¿Es todo perfecto? No (hablaremos de ello más adelante). Pero en comparación con otros relanzamientos oportunistas, la versión 2025 de Eska parece más bien un buen alumno. La marca avanza paso a paso, sin quemar etapas, y eso nos gusta bastante.

6. ADN estilístico de las colecciones modernas

Juzgar la coherencia de un revival se basa en su capacidad para traducir un ADN histórico en un producto contemporáneo deseable. Veamos cómo le va a la nueva ola de Eska en este aspecto, con sus dos familias de relojes: Amphibian y Heritage Chronograph. ¿Son los códigos estéticos fieles al espíritu de antaño y, al mismo tiempo, atractivos hoy en día? Nos sumergimos en los detalles.

Códigos del Amphibian 250: un reloj de buceo neovintage asumido

El Amphibian 250 logra evocar a su antepasado sin ser una copia conforme. En una caja de 40 mm de acero cepillado, su identidad se forja en dos elementos clave:

  • La esfera “sándwich”: Una construcción sofisticada donde la materia luminiscente (Super-LumiNova “Old Radium”) se aplica sobre una placa inferior, visible a través de los índices recortados en la esfera superior. Este tipo de esfera, popularizado por Panerai, da relieve y permite un aspecto vintage (el tono “falso radio” imita la pátina del tritio envejecido). La esfera sándwich del Amphibian 250, con sus cuatro puntos cardinales sobredimensionados, es un verdadero acierto visual que evoca los números gigantes de la versión de 1959.
  • El bisel y el lumen: El bisel giratorio unidireccional está dotado de un inserto de zafiro, garantía de resistencia a los arañazos (a diferencia de la baquelita o el aluminio de la época). La escala es un “bisel de cuenta atrás” (60→0) en lugar del clásico 0→60, un guiño a los relojes de buceo de los años 50 destinados a los buceadores de la Marina. Las graduaciones están generosamente rellenas de Super-LumiNova crema, al igual que las agujas “broad arrow”. Resultado: en la oscuridad, el Amphibian 250 brilla como un árbol de Navidad 😅 (apenas exageramos).

A esto se añaden detalles bienvenidos: asas perforadas (práctico para cambiar de correa y muy correcto para un vintage), inscripción del nombre histórico Eska Amphibian en la esfera, tipografía inspirada en la de 1959, cristal de zafiro de doble cúpula que recuerda al plexiglás abombado de antaño… Así, el diseño del Amphibian 250 cumple todos los requisitos de un neorretro exitoso. Se nota que los nuevos propietarios han pasado horas estudiando la esfera original del Amphibian 600 (incluso tomando prestada la pequeña flecha roja a las 12 en el bisel). El resultado es francamente muy agradable en la muñeca. Lo hemos probado: 40 mm bien proporcionados, un inserto de zafiro brillante de gran efecto, y ese encanto loco de llevar “el reloj de buceo que nunca pudimos permitirnos en vintage”.

Códigos del cronógrafo Heritage SK25: un bicompax para puristas

Con el Heritage SK25, Eska se dirige directamente al conocedor. El diámetro se contiene en 38 mm, un tamaño muy apreciado por los puristas por su proximidad a los cronógrafos de los años 60. El diseño bicompax (dos contadores simétricos) se realza con una multitud de detalles orientados al coleccionista:

  • La esfera “step dial”: La esfera no es plana; está construida en varios niveles, con un realce periférico elevado y subcontadores hundidos. Esta “doble esfera de esmalte” proporciona una profundidad visual y un sutil juego de luces. Además, se ofrecen dos colores: negro mate con minutero blanco y números beige (para un aspecto “Gallet”, muy militar), o beige granulado con escala negra y números en tono sepia (para un cálido acabado “sector”). En ambos casos, la estética general rinde homenaje a los cronógrafos de carreras de los años 60.
  • Los detalles de la caja: Las asas están perforadas (un detalle funcional adorado por los coleccionistas). Los pulsadores son de tipo “champiñón” y la corona es ancha y plana, con el logo de Eska. El grosor de 13,9 mm (incluido el cristal) es un poco superior a los antiguos Valjoux 72, pero se mantiene contenido gracias al fondo plano de zafiro. A través de este fondo, se puede admirar el movimiento La Joux-Perret L113 decorado con Côtes de Genève antracita, ¡de gran efecto!
Cronógrafo Eska Heritage SK25, esfera bicompax beige, caja de acero de 38 mm, correa de cuero
El Heritage Chronograph SK25, aquí con esfera “Panda invertido” beige/negro, limitado a 250 ejemplares, se inspira en los cronógrafos sport-chic de los años 60 (rally, aviación) – Crédito: Monochrome Watches
Vista lateral del cronógrafo Eska Heritage SK25: corona firmada SK, pulsadores de champiñón, asas perforadas
Detalle amigable para los amantes de lo vintage en el Heritage SK25: asas perforadas, grandes pulsadores redondeados y corona con el logo S.K. (un guiño a Silvan Kocher) – Crédito: Eska Watches
Primer plano del movimiento La Joux-Perret L113 visible a través del fondo transparente del Heritage SK25
El calibre La Joux-Perret L113 de cuerda manual, visible detrás del nuevo fondo de zafiro ampliado del Heritage – una mecánica de “alto rango” que también justifica la tarifa – Crédito: Eska Watches
Versión de esfera negra del Heritage SK25 («Heritage Black»), con números beige, escala taquimétrica blanca y agujas lacadas en blanco
Otra declinación: el Heritage Black (esfera negra, marcas crema) ofrece un estilo más militar. 250 ejemplares también, todos ensamblados en Francia – Crédito: Eska Watches

ADN moderno de Eska: no es solo “neovintage” genérico, es centrado en el entusiasta. Cada elección de diseño –esfera sándwich, step-dial, asas perforadas, lumen “patinado”– actúa como un guiño a la comunidad de coleccionistas. Esto demuestra que la marca “habla su idioma”. Al mismo tiempo, estos relojes siguen siendo perfectamente ponibles y deseables para un público más amplio gracias a sus dimensiones equilibradas y a una calidad de fabricación irreprochable. Es una reinterpretación alineada con la demanda actual del mercado: aspecto vintage con la comodidad moderna.

7. Pedagogía: nociones de relojería y de marca explicadas (Eska)

El universo de Eska, en la encrucijada de lo vintage y el revival, moviliza conceptos clave de la industria. Explicarlos permite juzgar mejor la pertinencia de la marca. Tomemos algunas nociones importantes:

¿Qué es un grupo tipo Heuroplan?

Heuroplan (1959) era una alianza comercial típica de su época. No hay que imaginarla como un holding integrado al estilo de Swatch Group. Su objetivo no era fusionar la producción, sino mutualizar el marketing y la distribución. Concretamente, Movado, Cyma, Eska, Juvenia y Nappey compartían stands y catálogos en Francia para reducir costes. Para Eska, su pertenencia significa que en su apogeo, era un actor comercialmente relevante, considerado como un par por estas marcas. Esto da una idea de su aura de entonces. Hoy en día, este tipo de alianza ya no existe realmente (o eres independiente, o estás absorbido en un verdadero grupo tipo Richemont). Heuroplan representa, por tanto, una forma antigua de cooperación, reflejo de una cierta efervescencia relojera post-CEE.

¿Qué es una marca “revivida” (resucitada)?

Este es exactamente el caso de Eska en 2024. La industria distingue entre una marca en continuidad y una marca resucitada:

  • Una “marca zombi” es el término peyorativo para designar una entidad que solo compra un nombre famoso y lo pone en productos genéricos sin relación con la herencia.
  • Una “bella durmiente”, como Eska, es una marca desaparecida cuyo nombre, derechos e idealmente archivos (dossieres técnicos, diseños) son comprados por un nuevo equipo. La legitimidad de un revival no proviene, por tanto, de un linaje histórico continuo (no hay ninguna continuidad industrial o capitalista entre S. Kocher & Co y la nueva Eska), sino de la calidad de ejecución del renacimiento.

La cuestión de la legitimidad: ¿respeta la nueva entidad el ADN (ej. resucitar el Amphibian 600)? ¿Toma decisiones técnicas coherentes? ¿Ofrece un verdadero servicio al cliente? Es a la luz de estos criterios que debe juzgarse su credibilidad. Somos los primeros en criticar los “revivals de tapadillo”, así que creednos cuando decimos que hemos puesto a Eska bajo la lupa. Y en general, sale muy bien parada en estos criterios, lo que le evita el ingrato estatus de marca zombi. Todos conocemos algunas de esas marcas vagamente relanzadas sin alma… Aquí no tenemos esa impresión. Menos mal.

La noción de “Ensamblado en Francia” vs. “Swiss Made”

La nueva Eska es muy transparente sobre su posicionamiento: sus relojes son “Ensamblados en Francia”. Pequeña explicación de texto:

  • “Swiss Made”: Es una etiqueta legal protegida. Desde 2017, exige que al menos el 60% de los costes de producción (y no el 60% de las piezas) se generen en Suiza, que el movimiento sea suizo, y que el ensamblaje final así como el control de calidad tengan lugar en Suiza. Es una etiqueta comercialmente fuerte, pero a veces criticada por su laxitud (el 40% restante puede venir de Asia sin problemas).
  • “Ensamblado en Francia”: Esta mención, utilizada por Eska, indica que el ensamblaje, el encajado, el ajuste y el control final se realizan en Francia, en Besançon. Los componentes, por su parte, pueden venir de todo el mundo (aquí, muchos de Suiza: Sellita, La Joux-Perret, etc.). Es un argumento de transparencia, de valorización de un saber hacer local (Besançon tiene una larga tradición relojera) y de proximidad para el mercado europeo. Al elegir esta mención honesta en lugar de intentar pegar un Swiss Made a toda costa, Eska ha primado la sinceridad. Nosotros aplaudimos; hartos del Swiss Made “al 60%” que nos venden como una garantía absoluta cuando el 40% restante a veces sale de la nada… Dicho queda 🙂.

La mejora de gama: la importancia del calibre La Joux-Perret L113

La elección del calibre LJP L113 para el Heritage SK25 no es casual. Es el corazón de la justificación del elevado precio de este cronógrafo. La Joux-Perret es una reputada manufactura de movimientos de alta gama, con sede en La Chaux-de-Fonds y perteneciente al grupo Citizen. El L113 es un movimiento de cronógrafo de cuerda manual (una elección de purista, más tradicional y más fina). Pero su principal ventaja es su rueda de pilares. Como recordatorio, la mayoría de los cronógrafos automáticos modernos (Valjoux 7750, Sellita SW500) utilizan un sistema de leva/palanca para el accionamiento del cronógrafo. Es robusto y económico de producir. La rueda de pilares es el sistema más antiguo y noble, más complejo de mecanizar, que ofrece un tacto de pulsador inigualable (suave, untuoso, neto). En resumen, es el Rolls del cronógrafo tradicional.

Al elegir un LJP con rueda de pilares en lugar de un Sellita con leva (que habría sido más barato), Eska hace una elección costosa para señalar su ambición y ofrecer una experiencia mecánica superior al aficionado. Además, el movimiento L113 está magníficamente decorado en el Heritage SK25 (puentes antracita estriados, tornillos azulados, pilar violeta visible). Es un deleite para la vista a través del fondo transparente. Estamos en la alta relojería, un peldaño por encima de los competidores directos. Este calibre proporciona además 60 horas de reserva y una precisión a la altura. Es decir, Eska no ha escatimado para dar un verdadero contenido relojero a su cronógrafo; era necesario explicarlo, porque algunos no entendían por qué el precio era más elevado. Pues bien, aquí está: está en la guantera 🤓.

8. Riesgos y ventajas: Eska para el coleccionista y para el comprador moderno

¿Conviene entonces interesarse por Eska, ya sea antigua o moderna? El análisis objetivo impone un balance matizado de los riesgos y las ventajas. En forma de tabla mental, aquí está nuestro bloque “Riesgos / Recompensas”:

Riesgos / Límites

En el lado vintage:

  • Imagen difusa: Fuera de los círculos de iniciados, la marca Eska no tiene el reconocimiento de un Omega o un Longines. La liquidez en la reventa es, por tanto, potencialmente más baja. Si compras un Eska antiguo, no cuentes con revenderlo rápidamente con beneficio (salvo un aumento repentino de su cotización, siempre posible). Esta falta de notoriedad general sigue siendo un freno hoy en día.
  • Documentación dispersa: Dado que la producción fue vasta y diversificada, y que los archivos oficiales desaparecieron con la empresa, puede ser difícil identificar con certeza la originalidad de un modelo o de un calibre sin una documentación precisa. Por ejemplo, distinguir un Eska de triple calendario Valjoux 72C de un competidor Movado puede requerir tener a la vista los catálogos de la época, lo que no siempre es fácil.

En el lado moderno:

  • Perennidad incierta: La marca relanzada es joven (2024). Como con cualquier nueva estructura independiente, la cuestión de su perennidad a largo plazo se plantea legítimamente. Si Eska no tiene suficiente éxito comercial, ¿qué pasará con el servicio posventa en 5 o 10 años? Es un pequeño riesgo a tener en cuenta cuando se desembolsan más de 2000 € en un cronógrafo SK25, por ejemplo. Estamos lejos de Omega o Zenith en términos de certezas financieras.
  • Precio ambicioso: Si el Amphibian 250 está muy bien posicionado (sinceramente, a 990 € es una excelente relación calidad/placer), el precio del Heritage SK25 (~2,450 €) lo sitúa en competencia frontal con marcas más consolidadas (Longines, Frédérique Constant Highlife chrono, incluso Tudor de segunda mano). La legitimidad de Eska en este segmento de >2k€ aún está por consolidarse. Puede parecer caro pagar esa cantidad por “una marca resucitada” a pesar de sus cualidades objetivas.

Recompensas / Ventajas

En el lado vintage:

  • Relación encanto/precio favorable: Es la principal ventaja. La posibilidad de adquirir piezas de Oficios Artísticos (esmalte cloisonné, piedra semipreciosa) o de Alta Complicación (cronógrafo de triple calendario) por presupuestos sin parangón con las marcas más cotizadas. Por ejemplo, un Eska con fase lunar en buen estado se puede encontrar por menos de 1500 €, mientras que cualquier pieza equivalente firmada “Universal Genève” vale de 5 a 10 veces más. El coleccionista inteligente ve de inmediato el potencial 😉.
  • Potencial “sleeper”: Es el terreno de juego ideal para quien le gusta buscar. Encontrar una pieza infravalorada pero cuya calidad relojera (calibres Valjoux, caja chapada en oro grueso, esfera doble) es innegable, proporciona una satisfacción única. Con Eska, uno se pone a soñar que un día la marca saldrá de la sombra y que nuestros hallazgos se revalorizarán. ¿Hay que temer una burbuja? No, nos mantenemos en precios mínimos; el placer de llevar una complicación de primera por poco dinero ya es una recompensa suficiente en sí misma.

En el lado moderno:

  • Coherencia y pasión: El renacimiento se lleva a cabo con inteligencia y un respeto manifiesto por la herencia. Las elecciones de modelos (Amphibian, Heritage) son pertinentes y apuntan al corazón de la pasión relojera. Se siente que está hecho por aficionados para aficionados. La continuidad se asume en ciertos diseños (bisel del Amphibian, cronógrafos bicompax), al tiempo que se aporta novedad. Además, el discurso de la marca es claro y honesto sobre la filiación (sin mitos extravagantes del “nieto del fundador” sacados de la chistera).
  • Transparencia y calidad técnica: Como se ha mencionado, la marca juega con las cartas sobre la mesa (ensamblado en Francia, componentes suizos, etc.). Lejos de exagerar la alta relojería, prefiere demostrarlo con hechos. Ejemplo: la mejora de gama del Amphibian, pasando de Seiko a Sellita tras los comentarios de los patrocinadores de Kickstarter. O la adopción del calibre LJP L113 en el Heritage, en lugar de ceder a la facilidad de un movimiento más común. Esto demuestra que la marca no busca la economía a toda costa, sino la credibilidad técnica. Y eso es muy tranquilizador para quienes dudan en dar el paso.
  • Proximidad y comunidad: La propuesta de Eska es interesante para el público francés/europeo: ensamblaje local, distribución directa, ediciones limitadas donde cada cliente se siente un poco miembro del “club Eska”. No estamos hablando de un volumen anónimo. Esto crea un entusiasmo y un espíritu de comunidad que a veces falta en las micromarcas mainstream. Digámoslo claro: poseer un Eska moderno hoy en día es ser un iniciado de algo que está naciendo, un poco como los que compraron los primeros Baltic en 2018. Eso crea un vínculo 😊.

9. Conclusión: un renacimiento serio y duradero

El análisis de la historia y el renacimiento de Eska permite responder claramente a nuestra pregunta central. No, Eska (versión 2025) no es una simple “etiqueta reciclada”. Es, por el contrario, un caso de estudio bastante exitoso de renacimiento relojero independiente.

Para el coleccionista vintage: Eska es un terreno de juego formidable, siempre que se esté educado. Es una marca que ha producido tanto volumen fiable como piezas de excepción. Para el coleccionista paciente, que sabe reconocer una esfera de esmalte de calidad o un calibre de cronógrafo noble, Eska ofrece una de las mejores relaciones encanto-relojero/precio del mercado actual. Es una verdadera “sleeper brand” que merece ser despertada, pieza por pieza. Tómate el tiempo de buscar, de autentificar, de enviar quizás un correo electrónico a un experto (aunque la respuesta se haga esperar… los archivos no son fáciles). El esfuerzo vale la pena.

Para el comprador moderno: Eska es una alternativa creíble y seria en el universo de las micromarcas neovintage. El renacimiento se lleva a cabo con una ejecución que impone respeto. El Amphibian 250 es un reloj de buceo con carácter, bien posicionado, que ha sabido corregir su trayectoria adoptando un movimiento suizo de referencia. El Heritage SK25, aunque más ambicioso en el plano tarifario, es una propuesta técnicamente sólida y estéticamente lograda, que demuestra que la intención de los nuevos propietarios no es hacer un “golpe” de marketing, sino reinstalar duraderamente a Eska en el panorama de los independientes que cuentan.

En definitiva, la legitimidad de una marca resucitada no se hereda, se gana. Y Eska, por la pertinencia de su storytelling y, sobre todo, por la calidad de sus productos, está ganando la suya. Éramos escépticos (legítimamente) al principio, ahora estamos bastante conquistados. La apuesta aún no está totalmente ganada –habrá que mantenerla en el tiempo– pero Eska ha superado claramente la barrera de la seriedad en 2025.

Eska vintage: ¿buscar o evitar? Claramente, buscar, si te gustan los relojes con carácter a un precio asequible. Te recomendamos especialmente que estés atento a los Eska de triple calendario (una vez restaurados, son maravillas) o a los modelos “St. Moritz” con esferas de piedra que son muy divertidos de llevar por unos cientos de euros. No obtendrás una plusvalía mañana por la mañana, pero tendrás el placer de un verdadero reloj de iniciado, que quizás despierte la curiosidad de tu círculo de conocedores.

Eska moderno: ¿alternativa seria o simple curiosidad de iniciado? Nos inclinamos por una alternativa seria. Los relojes propuestos son sólidos, la marca tiene una legitimidad histórica innegable y el equipo actual parece comprometido a durar. Por supuesto, sigue siendo una estructura modesta, no esperes ver tiendas Eska por todas partes o colecciones pletóricas. Pero ese es también su encanto: ser uno de los pocos afortunados en lucir un Amphibian 250 en la muñeca es más gratificante (a nuestros ojos de frikis) que tener el mismo Submariner que todo el mundo. Así, Eska, vuelta a la vida, se impone poco a poco como un “consejo de experto” de calidad. A seguir de cerca. Nosotros estamos deseando ver sus próximas creaciones (¿una reedición de un modelo de vestir de los años 40, quizás? ¿o un cronógrafo tricompax? – Les dejamos la idea aquí, quién sabe…).

Valery

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