Descubra cómo simples relojes se convirtieron en leyendas, transformando para siempre nuestra relación con la relojería. De James Bond a Steve McQueen, la historia secreta de los relojes que conquistaron nuestras pantallas.
1,95 millones de dólares. Es el precio alcanzado por un simple Rolex GMT en una subasta en 2019. ¿Su secreto? Había adornado la muñeca de Marlon Brando en Apocalypse Now. Inquietante, ¿verdad?
Quizás piense que los relojes en el cine no son más que simples accesorios de vestuario. Se equivoca. Detrás de cada reloj en pantalla se esconde una estrategia meticulosa. Una alquimia sutil entre técnica relojera y narrativa cinematográfica.
Sean Connery no eligió su Submariner por casualidad en Agente 007 contra el Dr. No. Steve McQueen no llevaba cualquier cronógrafo en Le Mans. Estos relojes cuentan una historia. Forjan leyendas.
Pero esto es lo que le sorprenderá: algunos de estos iconos relojeros fueron elecciones de última hora. Otros, pensados para permanecer confidenciales, revolucionaron marcas enteras. ¿El Hamilton Ventura de Elvis? Un accidente en el plató que definió una estética para la eternidad.
¿Cómo un simple reloj se vuelve mítico? ¿Por qué algunos modelos ven dispararse su cotización tras una aparición en pantalla? Y sobre todo: ¿cómo siguen influyendo estos relojes en nuestros deseos hoy en día?
Sommaire
Contexto histórico: cuando el cine se apropia de los relojes
Los relojes no siempre han estado en el centro de atención. En las primeras décadas del cine, a menudo no eran más que un elemento de vestuario entre otros. Sin embargo, con el tiempo, algunos directores y actores comprendieron el poder narrativo y simbólico que un reloj podía aportar a la pantalla. Ya en las décadas de 1950 y 1960, relojes bien elegidos comienzan a marcar el imaginario del público. Por ejemplo, Elvis Presley luce en 1961 un vanguardista Hamilton Ventura en la película Blue Hawaii, reflejando la era naciente de la electrónica y el estilo futurista de la época. Esta presencia de un modelo tan distintivo en pantalla ya testimonia la voluntad de anclar un personaje en su tiempo y en su estatus social a través de su reloj, aunque este fenómeno seguía siendo esporádico.
Hamilton Ventura, primer reloj eléctrico producido en serie, de estilo futurista popularizado por Elvis Presley en Blue Hawaii – Crédito: Wikimedia Commons
Es verdaderamente con los años 1960 que los relojes en el cine ganan sus cartas de nobleza, en gran parte gracias a la saga de James Bond. En 1962, en Agente 007 contra el Dr. No, Sean Connery lleva un Rolex Submariner que se volverá legendario. Esta elección no es casual: el Submariner encarna el refinamiento y la robustez del espía británico. A través de Bond, el reloj se convierte en un elemento de caracterización del personaje, simbolizando su elegancia atemporal y su aptitud para enfrentar todos los peligros. Los años siguientes verán a cada vez más productores y directores integrar deliberadamente relojes en sus películas, ya sea para reforzar la autenticidad de una época (un reloj militar de época en una película de guerra, por ejemplo), o con una óptica de colocación de producto naciente. Así, desde héroes de películas de aventuras hasta los caballeros de los thrillers sofisticados, a cada uno se le asocia un reloj cuidadosamente seleccionado, confiriendo una dimensión adicional al relato.
El contexto histórico de estos relojes icónicos es, por lo tanto, doble. Por un lado, refleja la evolución de la propia relojería –desde los relojes mecánicos clásicos de posguerra hasta los primeros relojes electrónicos, pasando por la revolución del cuarzo– y, por otro lado, ilustra la evolución del cine como vector de tendencias y sueños.
En los años 1970, por ejemplo, el auge de la tecnología se traduce en pantalla por relojes digitales futuristas en la muñeca de personajes de ciencia ficción o de agentes secretos de alta tecnología. En la transición a los años 1980, una película como Regreso al futuro presenta un modesto Casio calculadora en la muñeca de Marty McFly, anclando al personaje adolescente en su época y haciendo un guiño a los gadgets entonces en boga.
Así, cada período del cine ha visto emerger sus relojes simbólicos, reflejo de la técnica relojera del momento y de la imagen que el cine deseaba proyectar.
Movimientos y complicaciones: de la mecánica de precisión إلى los gadgets de ficción
Detrás de cada reloj icónico del cine se esconde un corazón relojero –su movimiento– y a veces funciones avanzadas, llamadas complicaciones, que pudieron jugar un papel en la trama o simplemente reforzar el realismo del personaje. La mayoría de los relojes hechos famosos por la gran pantalla están animados por movimientos mecánicos tradicionales, de cuerda manual o automática. Por ejemplo, el Rolex Submariner de James Bond está equipado con un movimiento automático suizo de alta precisión. Lo mismo ocurre con el cronógrafo Heuer Monaco de Steve McQueen en Le Mans, que alberga el Calibre 11, uno de los primeros movimientos cronógrafos automáticos de la historia. Estos movimientos mecánicos confieren a los relojes un segundero fluido y un encanto auténtico que el cine, ávido de detalles realistas, no deja de valorar.
Algunos relojes de películas presentan también complicaciones relojeras interesantes. La complicación más común es sin duda el cronógrafo (función de cronómetro) en los relojes de pilotos. La esfera azul brillante del TAG Heuer Monaco en Le Mans muestra dos contadores de cronógrafo, subrayando el estrecho vínculo entre el personaje de McQueen y la medición del tiempo.
Del mismo modo, el Omega Speedmaster, presente en la muñeca de los astronautas en películas sobre la conquista espacial (como Apolo 13), posee una función de cronógrafo vital que recuerda su papel histórico durante las misiones Apolo. Otra complicación, el huso horario adicional (GMT), puede observarse en algunos relojes de película.
El Rolex GMT-Master llevado por Marlon Brando en Apocalypse Now no se utiliza explícitamente por su función GMT en pantalla, pero su presencia refuerza la autenticidad del personaje de coronel renegado. Así, incluso sin ser destacadas por el guion, las complicaciones aportan una capa de credibilidad al reloj cinematográfico.
Conviene distinguir estas reales proezas relojeras de la fantasía puramente cinematográfica. En efecto, algunas películas –especialmente la saga James Bond– han dotado a los relojes de su héroe de gadgets extravagantes que superan ampliamente el marco de la relojería tradicional.
El Rolex de James Bond en Vive y deja morir
Ya sea un bisel de reloj que hace de sierra circular (Vive y deja morir, 1973) o un láser integrado en el reloj Omega de 007 (GoldenEye, 1995), estas funciones son pura ficción. No obstante, el hecho mismo de que los guionistas hayan elegido el reloj como vector de gadgets testimonia su estatus particularmente icónico: un objeto cotidiano puede transformarse en herramienta extraordinaria al servicio de la narración.
En resumen, movimientos y complicaciones reales confieren a los relojes del cine su autenticidad y su aura técnica, mientras que los atributos imaginarios creados para las necesidades del espectáculo refuerzan el carácter excepcional de estos guardatiempos. Esta dualidad contribuye a la leyenda: el reloj en pantalla es a la vez un verdadero instrumento y un ingrediente de ensueño.
Referencias ineludibles: los modelos de reloj que marcaron la gran pantalla
James Bond y sus relojes: Rolex Submariner y Omega Seamaster
Es imposible evocar los relojes icónicos del cine sin comenzar por James Bond. En las películas de los años 1960, la elección recayó en el Rolex Submariner ref. 6538. Visible en la muñeca de Sean Connery desde Dr. No (1962), se convierte rápidamente en un símbolo del estilo Bond: sobrio, elegante pero temiblemente funcional. En pantalla, el Submariner acompaña a Bond en sus aventuras submarinas o terrestres, sin fallar jamás, reforzando su imagen de agente refinado hasta el último detalle.
El Rolex Submariner, reloj de buceo emblemático adoptado por el primer James Bond – Crédito: Wikimedia Commons
A lo largo de las películas, los relojes de Bond han evolucionado. En GoldenEye (1995), Pierce Brosnan luce por primera vez un Omega Seamaster Diver 300M. Esta elección, dictada por una asociación entre la producción y Omega, relanzará el interés del público por este moderno reloj de buceo, reconocible por su esfera azul con motivo de olas. La apuesta es un éxito: a ojos del público, Omega se convierte en “el reloj de James Bond” a partir de los años 1990, confiriendo al modelo Seamaster 300 un aura particular de lujo asociado al espionaje.
Omega Seamaster Diver 300M, elección del agente 007 en los años 1990 y 2000 – una mezcla de refinamiento deportivo y robustez militar – Crédito: Wikimedia Commons
Esta transición de Rolex a Omega ilustra cómo el cine puede influir en la imagen de una marca. El Submariner vintage es hoy apodado el “James Bond Sub” por los coleccionistas, mientras que el Seamaster se ha vuelto indisociable del agente secreto en el imaginario contemporáneo. Estos dos relojes, aunque diferentes, encarnan ambos una forma de ideal masculino elegante y aventurero.
Steve McQueen y el TAG Heuer Monaco: la carrera hacia la leyenda
Si James Bond impulsó los relojes de buceo al primer plano, otro actor mítico –Steve McQueen– hizo entrar un cronógrafo de carreras en la historia con la película Le Mans (1971). Para ajustarse a la realidad de los paddocks, el actor decidió llevar el mismo cronógrafo que el campeón Jo Siffert: el Heuer Monaco ref. 1133B. Con su caja cuadrada, su esfera azul real y sus contadores blancos, el Monaco tenía un look resueltamente vanguardista para la época.
El TAG Heuer Monaco, cronógrafo automático hecho famoso por Steve McQueen en Le Mans – Crédito: Wikimedia Commons
En pantalla, el Monaco es omnipresente en la muñeca de McQueen, hasta figurar en el cartel de la película. Se vuelve rápidamente indisociable de la imagen del actor, hasta el punto de que el modelo será a menudo apodado «Monaco Steve McQueen» posteriormente. Su diseño audaz contrastaba con los cronógrafos redondos más convencionales de la época, lo que contribuyó a su estatus de icono atemporal una vez inmortalizado por McQueen.
Después de la película, el Heuer Monaco conoció un renovado entusiasmo. Reeditado con éxito por TAG Heuer, vio nacer ediciones especiales como el Monaco Gulf. Este fenómeno subraya hasta qué punto el aura cinematográfica puede conferir una segunda juventud a un reloj: lo que era una herramienta de piloto se convirtió en un objeto de colección codiciado, cargado de la emoción de la película.
Edición especial TAG Heuer Monaco Gulf rindiendo homenaje a los colores de Le Mans – la leyenda se perpetúa mediante series limitadas – Crédito: Wikimedia Commons
Del espacio a la pantalla: Omega Speedmaster “Moonwatch”
Mientras Bond y McQueen dominaban tierra y mar, otro reloj conquistaba el espacio: el Omega Speedmaster Professional. Este cronógrafo es célebremente conocido por ser el “Moonwatch”, el reloj que acompañó a los astronautas del Apolo en la Luna. En el cine, la película Apolo 13 (1995) muestra al personaje de Jim Lovell (Tom Hanks) utilizando su Speedmaster para cronometrar una corrección de trayectoria manual – un episodio verídico donde se destacó el papel crucial del reloj.
Omega Speedmaster Professional, apodado «Moonwatch» después de haber sido el primer reloj en la Luna – Crédito: Wikimedia Commons
El Speedmaster es un cronógrafo de cuerda manual de 42 mm, diseñado originalmente para los deportes de motor. Su robustez le valió ser seleccionado por la NASA. Más allá de Apolo 13, otras películas como First Man (2018) destacan este reloj como un verdadero instrumento de a bordo al servicio de los astronautas.
En el plano mecánico, el Speedmaster de época estaba animado por el calibre Omega 321, y luego por el calibre 861/1861. En el cine, es sobre todo su dimensión simbólica la que se trasluce: cada vez que aparece en pantalla, el espectador ve en él el recuerdo de una epopeya humana fuera de lo común.
El Omega Speedmaster “Moonwatch” se ha convertido así en una leyenda viva, cuya cotización y popularidad siguen siendo elevadas. Su aparición en películas conforta su estatus mítico: no es solo un accesorio de vestuario, sino casi un personaje por derecho propio, símbolo de superación personal.
Relojes de aventura y acción: de Vietnam a Gotham City
Más allá de estas tres figuras principales, muchas otras películas han grabado en nuestra memoria relojes muy particulares.
En Apocalypse Now (1979), dos relojes comparten protagonismo: el capitán Willard (Martin Sheen) lleva un robusto Seiko 6105-8110, reloj japonés adoptado por numerosos GI, mientras que el coronel Kurtz (Marlon Brando) luce un Rolex GMT-Master sin bisel. Estos dos relojes refuerzan la veracidad del entorno. El Seiko “Willard” se ha vuelto de culto, y el Rolex de Brando entró en la leyenda durante su venta en subasta.
En un registro más contemporáneo, la saga John Wick, donde Keanu Reeves lleva un Carl F. Bucherer Manero Autodate, ha permitido a esta marca, relativamente confidencial, ganar notoriedad. A veces, el reloj sirve incluso de elemento de guion, como en Pulp Fiction (1994), donde un reloj de oro familiar está en el centro de una escena de culto, ilustrando que el valor de un reloj puede ser tanto sentimental como funcional.
En un estilo completamente diferente, el thriller de ciencia ficción Alien (1986) muestra a Sigourney Weaver llevando un reloj de diseño extraño y vanguardista: el Seiko 7A28-7000, diseñado por Giugiaro. Este modelo, apodado el “Seiko Ripley”, se ha convertido en una pieza de culto entre los aficionados al diseño vintage.
Finalmente, incluso el género de superhéroes tiene sus relojes fetiche: en Batman Begins (2005), Bruce Wayne (Christian Bale) lleva un Jaeger-LeCoultre Reverso Grande Date. Esta colocación, sutil y apreciada por los iniciados, demuestra que la relojería de lujo encuentra su lugar incluso en los blockbusters para conferir a los personajes un refinamiento anclado en la realidad.
Evolución de los precios en 2025: entre especulación y pasión
El mercado de los relojes de colección ha experimentado fluctuaciones notables, y los relojes icónicos del cine no son una excepción. Globalmente, la tendencia es a la apreciación: poseer un modelo llevado por una leyenda confiere una plusvalía emocional que se traduce en valor de mercado. Así, en 2025, algunos de estos relojes alcanzan cimas.
El Rolex Submariner “James Bond” ref. 6538 ve dispararse su cotización: se ha vuelto casi imposible encontrar uno en buen estado por menos de 100 000 €. Por el contrario, los Omega Seamaster 300M de los años 1990 siguen siendo relativamente asequibles, en torno a los 3 000 €, aunque algunas ediciones limitadas se negocian por encima de su precio de boutique.
El TAG Heuer Monaco, por su parte, ha visto explotar su valor para los ejemplares vintage originales. El “McQueen Monaco” alcanza actualmente varias decenas de miles de euros. Por el contrario, las reediciones modernas siguen siendo accesibles y permiten apropiarse un poco del mito sin arruinarse.
El mercado 2025 también está marcado por una tendencia a la especulación. Sin embargo, este auge no es uniforme: beneficia sobre todo a las piezas raras o dotadas de una procedencia excepcional. El Rolex GMT de Marlon Brando alcanzó un precio estratosférico, mientras que el Seiko “Willard” sigue siendo razonable.
Finalmente, el valor de los relojes icónicos de cine parece inmune a la volatilidad más extrema: su valor reposa tanto en el relato como en la materia, lo que les asegura una cotización sólida porque los coleccionistas verdaderos los guardan a menudo por pasión. Siendo la demanda mundial y la oferta restringida, se puede pensar que estos relojes legendarios conservarán su valor.
Consejos de compra: adquirir un reloj visto en el cine
Para los aficionados conquistados, comprar un reloj icónico de la gran pantalla puede realizar un sueño. No obstante, es importante definir claramente su objetivo: ¿se desea la referencia exacta de época o una versión más reciente? En el primer caso, hay que armarse de paciencia, informarse enormemente para evitar las trampas (falsificaciones, piezas no conformes, etc.), e idealmente hacerse acompañar por un experto.
Si el objetivo es más llevar un reloj «con el espíritu de», entonces las opciones se abren. Numerosas marcas proponen reediciones o modelos muy parecidos visualmente. Por ejemplo, TAG Heuer, Seiko y Hamilton ofrecen versiones modernas de sus iconos cinematográficos. Estos relojes neo-vintage ofrecen un excelente compromiso para quien quiere el estilo y la referencia cultural.
Otra pista es la de los relojes de ocasión recientes. Es posible encontrar un Omega Seamaster de la época de Pierce Brosnan a un precio razonable. Por supuesto, habrá que verificar la autenticidad y el estado general, pero esto sigue siendo más accesible que adquirir el mismo nuevo o una edición de coleccionista.
También es importante tener en cuenta algunos principios clave: siempre pedir la opinión de un conocedor, comparar los números de serie y no dudar en negociar. Es mejor evitar lanzarse a la febrilidad general inmediatamente después del estreno de un blockbuster y dejar que la presión baje para comprar a un nivel más razonable.
Finalmente, un último consejo, más personal: comprar un reloj icónico del cine debe seguir siendo un flechazo, un placer. No hay que perder de vista la historia que cuenta. Lo importante es establecer su propia conexión afectiva con el reloj –exactamente como el cine nos liga a los objetos por la emoción. Si se cumple esta condición, la compra será aún más satisfactoria.
Conclusión
Desde las profundidades marinas exploradas por James Bond hasta las pistas ardientes de Le Mans, pasando por la órbita lunar, los relojes icónicos del cine nos hacen viajar. Portadores de técnica y símbolos, encarnan una época, un estilo, una actitud. Con el tiempo, estos relojes se han convertido en mitos por derecho propio, buscados por los coleccionistas y admirados por los apasionados.
En 2025, el entusiasmo por estos guardatiempos no decae. Cada nueva generación de espectadores descubre que detrás del reloj de un héroe se esconde un mundo de historia y saber hacer. Ya sea que se adquieran o que uno se contente con admirarlos, los relojes icónicos del cine constituyen un puente entre lo real y lo imaginario. Al final, ¿qué hay más mágico que leer la hora en un reloj que, antaño, marcaba el ritmo de las aventuras de nuestros héroes favoritos? El cine le dio vida, y en la muñeca del afortunado propietario, la leyenda continúa girando.
Fondateur de JamaisVulgaire, j'aime trouver des marques novatrices, au bon rapport qualité/prix et me demander en quoi elles apportent quelque chose dans le marché de la mode masculine.
Pour bien s'habiller, il faut comprendre le vêtement, mais aussi la marque et sa stratégie.