
Cuando se habla de la relojería francesa, algunos nombres vienen inmediatamente a la mente: Lip, Yema, Dodane… Sin embargo, a la sombra de estos pilares, subsiste una casa con un patrimonio igualmente rico, pero con una identidad contemporánea desconcertante: Chronofixe. Es una marca de contrastes. Por un lado, un legado militar austero, forjado en las cabinas de la Fuerza Aérea. Por otro, un renacimiento pop liderado por un galo bigotudo que golpea números romanos.
Fundada en 1857 en La Rasse, en las gargantas del Doubs, Chronofixe no es un simple ensamblador. Históricamente, fue la única manufactura relojera francesa certificada para la producción de cronógrafos altimétricos, una competencia técnica rara que le abrió las puertas de la aviación. En los años 50, se unió al selecto club de proveedores del Estado francés para el legendario cronógrafo militar Type 20.
Sin embargo, para el aficionado a la relojería en 2025, la confusión es legítima. Conoce a Yema por su Superman, a Lip por su historia social, o a Baltic y Serica por su maestría en lo neovintage. Chronofixe, por su parte, sigue siendo difusa. El comprador moderno, mientras tanto, se encuentra con relojes de buceo «Sous-Marine» con la efigie de Astérix o intrigantes cronógrafos «Type 20 Magister» cuya esfera está literalmente cortada de un ala de avión Fouga Magister. ¿Cómo pasa una marca de instrumentos de a bordo certificados a colaboraciones de cultura pop?
Este artículo tiene como objetivo reconstruir la historia completa de Chronofixe, desde sus raíces franco-suizas hasta su letargo y su posterior renacimiento estratégico. Analizaremos su ADN técnico, profundamente arraigado en la aviación, para comprender cómo se despliega hoy en día. Finalmente, posicionaremos a Chronofixe en el efervescente ecosistema de las marcas francesas independientes de 2025, para responder a una pregunta sencilla: ¿qué se esconde realmente detrás de esta fascinante dualidad?
Sommaire
Raíces históricas: La Rasse, el Doubs y la aviación francesa
Para entender Chronofixe, hay que remontarse a 1857. La historia no comienza en París, sino en La Rasse, un pequeño pueblo enclavado en el fondo de las gargantas del Doubs, en la frontera suiza. Estamos en el corazón palpitante de la cuenca relojera franco-suiza, un ecosistema donde los conocimientos circulan entre Besançon, Morteau y el Jura suizo. La manufactura fue fundada por François-Xavier Joubert. Pero este nombre no está aislado. Fuentes históricas precisan que un tal Alphonse Dodane fundó su propia fábrica el mismo año, con su suegro… François-Xavier Joubert. La propia casa Dodane confirmará haber producido, a lo largo de las décadas, relojes bajo diversas marcas, entre ellas «chronofixe». Otros archivos mencionan a un concesionario parisino, M. J.-R. Parmentier, que colaboraba estrechamente con la casa Dodane para la realización y comercialización de los Chronofixe.

Esta estructura, típica de la época, establece un hecho crucial: Chronofixe no era una simple marca por encargo (o mushroom brand). Era una entidad de producción y comercialización dotada de legitimidad industrial, íntimamente ligada a una de las familias más grandes de la relojería francesa. Rápidamente, los talleres de La Rasse crecen, empleando hasta a 200 personas y convirtiéndose en un actor clave de la producción nacional. Pero donde Chronofixe se distinguirá es por su especialización.
Desde los años 30 y hasta los 50, mientras la aviación militar se convertía en un asunto estratégico, la manufactura desarrolló una experiencia de vanguardia en los instrumentos de a bordo. Se concentró en los cronógrafos de a bordo y, sobre todo, en los altímetros. Su saber hacer llegó a tal punto que Chronofixe se convirtió en la única manufactura francesa certificada para este tipo de instrumento. Esta certificación es la piedra angular de su legado. No es un simple argumento de marketing: es un reconocimiento técnico del Estado, una garantía de fiabilidad absoluta para aparatos cuyo fallo podía costar vidas.

Cuando el Ministerio de Defensa francés lance su famosa licitación para el Type 20 a principios de los años 50, Chronofixe no será un candidato más. Será un proveedor estratégico, ya acostumbrado a las exigencias extremas de la Fuerza Aérea.
ADN técnico y estético: altímetros, Type 20 y relojes-herramienta
La identidad visual y técnica de Chronofixe no nació de una oficina de diseño. Fue dictada por la necesidad. El ADN de la marca se basa en una obsesión por la función, heredada directamente de su especialización en la instrumentación. Se pueden identificar tres pilares históricos en este ADN:
Los Instrumentos de Aviación: El legado de los altímetros y los cronógrafos de a bordo lo definió todo. La propia marca cita su inspiración en los «instrumentos y paneles de cabina». Estos instrumentos exigen una legibilidad inmediata, robustez a las vibraciones y a los golpes, y una fiabilidad mecánica impecable. Chronofixe estuvo inmersa en eso durante dos décadas.

Los Cronógrafos Type 20: Este pilar es la aplicación del primero a la muñeca. Las especificaciones militares impusieron cajas compactas de acero (típicamente ~38 mm), esferas bicompax para una lectura clara del tiempo transcurrido, y grandes agujas luminiscentes para la visibilidad nocturna.

El Espíritu Tool-Watch: Más que un estilo, es una filosofía. Los relojes Chronofixe estaban diseñados como herramientas (diseño orientado al propósito), no como adornos. La forma se deriva de la función: se elimina todo lo superfluo. Así, un cronógrafo-altímetro Chronofixe debía ser fiable antes que bonito.

Esta filosofía de «panel de instrumentos» ha creado firmas visuales constantes. Las esferas son casi siempre de color negro mate para eliminar los reflejos. Los números arábigos están pintados, no aplicados, para maximizar el contraste y la superficie luminiscente. Las agujas, ya sean en forma de jeringa o de bastón, son de gran tamaño para poder leerlas de un vistazo. Las cajas son sobrias, funcionales, sin adornos. En resumen, Chronofixe diseñaba relojes como instrumentos de precisión, no como joyas.
Este ADN es el hilo conductor que une la historia con el renacimiento. Las colecciones modernas, desde el Type 20 Magister hasta el Diver, retoman este formato contenido de 37 mm, esta obsesión por la legibilidad y esta construcción robusta (hermeticidad de 200 m, por ejemplo). Antes de añadir la capa narrativa (un trozo de avión o un personaje de cómic), el reloj-herramienta Chronofixe ya está ahí, fiel a sus orígenes instrumentales.
Chronofixe y la saga Type 20
La participación en el programa Type 20 es la hazaña más famosa de Chronofixe. Para el aficionado, este término es casi mítico, pero es esencial entender que no designa un modelo, sino un pliego de condiciones militar. A principios de los años 50, la Fuerza Aérea francesa, en plena reconstrucción, buscaba reemplazar su material heterogéneo (incluidos excedentes estadounidenses y Hanhart alemanes recuperados). Redactó un pliego de condiciones técnico muy estricto para un cronógrafo de piloto.

Los requisitos no negociables incluían:
- Una caja de aproximadamente 38 mm (recordemos que en esa época, era grande).
- Una esfera negra con dos contadores (generalmente segundero pequeño a las 9 y totalizador de 30 minutos a las 3).
- Una legibilidad nocturna perfecta (índices y agujas luminiscentes).
- Una reserva de marcha mínima de 35 horas.
- Una precisión cronométrica rigurosa (tolerancia de ±8 segundos al día).
- Y sobre todo, la complicación reina: la función flyback (o retour en vol).
Esta función flyback permitía al piloto, con una sola pulsación en el pulsador inferior, detener, poner a cero y relanzar instantáneamente el cronógrafo, una maniobra esencial para la navegación a estima (el famoso «cheminement») donde era necesario encadenar mediciones de tiempo de vuelo entre dos rumbos.
Chronofixe, gracias a su legitimidad aeronáutica, forma parte del pequeño club de casas autorizadas para producir estos relojes. Se une a Breguet, Dodane, Auricoste y Vixa. Las piezas suelen estar firmadas como Seliva Chronofixe (las sutilezas de la marca nos superan un poco – por cierto, es un anagrama de Alvisé, un guiño a Dodane). Su producción está íntimamente ligada al aparato industrial de Dodane. Estos relojes no pertenecían a los pilotos; eran «propiedad del Estado» y llevaban marcas de servicio, como las famosas Fin de Garantie (FG) o las tres estrellas del CETEHOR que certificaban su calidad.

Este legado está hoy en el corazón de la colección contemporánea. Pero la marca ha realizado un giro estratégico fascinante para su renacimiento. El actual Type 20 Magister retoma la estética, el espíritu y el tamaño de 37 mm. Está animado por un calibre de cronógrafo mecánico de cuerda manual, el Peacock SL4617III. Este movimiento moderno y fiable (alta frecuencia de 28.800 A/h, 45h de RDM) presenta, sin embargo, una diferencia importante: no posee la función flyback.
Es una elección deliberada – y brillante. En lugar de enzarzarse en una costosa batalla técnica para recrear un flyback (lo que hacen Airain o Dodane por precios que van de 3.000 € a más de 5.000 €), Chronofixe ha elegido sustituir el valor técnico por un valor narrativo. La marca no ofrece la complicación, ofrece el artefacto.

La esfera del Magister está cortada de un panel de ala de un auténtico Fouga Magister, el avión de entrenamiento a reacción en el que generaciones de pilotos franceses se formaron. Chronofixe ha desvinculado el «Type 20» de la especificación flyback para reconectarlo con algo más emocional: un trozo tangible de la historia aeronáutica francesa. Esta sustitución les permite ofrecer su cronógrafo a un precio radicalmente diferente (alrededor de solo 515 $), saliendo de un nicho de coleccionistas puristas para dirigirse a un público de entusiastas mucho más amplio. ¿Hemos perdido con el cambio? No estoy seguro, ya que la propuesta es única.
Desaparición, olvido relativo… y luego renacimiento
La edad de oro de los cronógrafos mecánicos termina bruscamente. En los años 70 y 80, la «crisis del cuarzo» devasta la industria relojera suiza y francesa. Casas robustas como Lip y Yema se tambalean; empresas de tamaño medio como Chronofixe y su socio de producción Dodane son laminadas. La manufactura Dodane entra en liquidación judicial en 1994.
El nombre «Chronofixe» cae entonces en desuso. Solo subsiste en la memoria de los coleccionistas, en los foros especializados donde se debate sobre la rareza de un Type 20 Seliva o el significado de las 3 estrellas del CETEHOR. En resumen, Chronofixe se sume en el olvido. Luego, a principios de la década de 2020, unos empresarios franceses deciden reactivar la marca.

Este renacimiento no es fruto del azar, sino una operación estratégica llevada a cabo por conocedores del sector. Los nuevos actores clave son identificados como Jon Cruys, un influyente coleccionista belga afincado en Nueva York y fundador de eventos para marcas independientes (Indies NYC), y Rémi Chabrat, un empresario francés al frente del grupo relojero Montrichard. Este dúo cuenta con una valiosa experiencia: Chabrat, en particular, participó con éxito en el relanzamiento de otra bella durmiente, Nivada Grenchen. Aplican un manual de renacimiento moderno.
Su estrategia es notable. El legado más evidente de Chronofixe es el Type 20. Sin embargo, su primer lanzamiento no será un Type 20. Eligen dar un gran golpe de marketing. Comienzan con el Sous-Marine Astérix, una reinterpretación de un skin-diver de Chronofixe de los años 60. Para ello, se asocian con el artista-diseñador más destacado de la escena de las micromarcas, Romaric André (Seconde/Seconde/). Esta colaboración Hype-First, Heritage-Second es una jugada maestra. Genera un revuelo mediático inmediato, colocando instantáneamente a Chronofixe en el radar de los aficionados al neovintage, un público que quizás no habría sido receptivo a una enésima reedición del Type 20.

No fue hasta después de captar a esta nueva audiencia (y los ingresos correspondientes) que la marca lanzó, en un segundo momento, su pilar de legado: el Type 20 Magister. Una estrategia de relanzamiento en dos tiempos, utilizando el humor y la cultura pop como un caballo de Troya para reintroducir su serio patrimonio aeronáutico.
Panorama de la oferta contemporánea: tres familias, un hilo conductor
En 2025, la gama Chronofixe se articula en torno a tres familias claras, que siguen una lógica de ascenso de gama basada en la narrativa y la mecánica.
Familia 1: TYPE 20 (El legado Aéreo)
Es el pilar histórico.
- Type 20 «Clásico»: El cronógrafo mecánico de cuerda manual (calibre Peacock SL4617III) en su versión más pura, con una esfera negra mate y dos contadores. El reloj mide 37 mm de diámetro, lleva un cristal de zafiro y un bisel bidireccional estriado. Evoca poderosamente los Type 20 de los años 50, salvo por la ausencia de la función flyback. Su precio ronda los 480 € (apunta a la gama de entrada prémium).
- Type 20 «Magister»: Es la edición estrella de la familia. Comparte las mismas especificaciones técnicas (caja de 37 mm, calibre manual) pero se distingue por su esfera única cortada de un panel de ala de un Fouga Magister. Cada esfera es única, llevando las marcas en bruto del aluminio cepillado del artefacto. Propuesto a unos 515 $, es la oferta principal para los apasionados de la aviación, conciliando el storytelling y el estilo vintage.

Familia 2: DIVER / SOUS-MARINE (El legado Herramienta / Mar)
Esta familia reactiva el legado del skin-diver de Chronofixe de los años 60.
- Diver «Clásico»: Es el punto de entrada tool-watch de la marca. Un reloj de buceo robusto, con especificaciones serias: caja de 37 mm, hermeticidad de 200 m (20 ATM) y un movimiento automático japonés fiable y probado, el Seiko (TMI) NH35. Se posiciona a un precio muy agresivo de unos 380 $. Apunta claramente a una clientela ávida de relojes «de buceo franceses» asequibles, en un segmento ocupado históricamente por Yema, entre otros.
- Sous-Marine Astérix: El modelo del renacimiento. Se trata de una edición limitada (500 ejemplares) basada en el Diver (37 mm, 200 m, NH35). El valor añadido proviene de la colaboración con Seconde/Seconde/: Astérix está en la esfera, golpeando el número VIII; el bisel y la rueda de la fecha solo muestran números romanos; y la corona está grabada con una corona de laureles. Su precio de lanzamiento (unos 395 €) era apenas superior al del Diver clásico, convirtiéndolo en un éxito inmediato. ¡Fuimos testigos de la efervescencia en las redes sociales durante las preventas!

Familia 3: «Character / Storytelling» (Legado + Humor + Especificaciones)
Esta familia combina la narrativa de la cultura pop con especificaciones técnicas superiores.
- Cofrefor: La segunda colaboración con Astérix, con motivo del 55 aniversario de «Astérix en Helvecia». El diseño de Seconde/Seconde/ lleva el concepto más allá: el reloj es una «caja fuerte suiza». El bisel gira como el dial de una combinación, la corona tiene forma de manivela de caja fuerte, y Astérix está en la esfera, con la oreja pegada, intentando «descifrar el código». Pero la verdadera diferencia es mecánica: el Cofrefor alberga un movimiento automático Swiss Made Sellita SW200. Con un precio de unos 720 €, representa el «prémium narrativo» de la marca, manteniéndose muy por debajo de las tarifas de un cronógrafo Type 20 flyback o de un reloj de buceo suizo de una gran marca. ¡Había que atreverse!

Posicionamiento en el mercado y competencia (Francia, micromarcas, revivals)
¿Dónde se sitúa Chronofixe en el panorama relojero francés tan competitivo de 2025? La marca ha logrado hacerse un nicho estratégico evitando la confrontación directa.
vs. Yema: Yema es el gran nombre de Besançon, más industrial, más mainstream. Chronofixe es más boutique, más ágil, y su comunicación está enteramente centrada en la narrativa y las colaboraciones de moda.
vs. Baltic / Serica: Chronofixe comparte con estas micromarcas reinas del neovintage una agilidad de marketing y un sentido del diseño. Pero posee una ventaja competitiva que ellas no tienen: una historia auténtica. Donde Baltic y Serica crean un universo estético, Chronofixe reactiva archivos reales de 1857.
vs. Airain / Dodane (los competidores directos del Type 20): Esta es la comparación más esclarecedora. Airain y Dodane se posicionan en el nicho de la fidelidad técnica, con precios acordes (de 3.250 € a 5.900 €). Chronofixe ha evitado inteligentemente este segmento. La marca ha creado un nicho donde está sola: el Legado + Humor. Ha creado un puente entre el bando purista y el bando de la moda. Nadie más en el mercado puede reivindicar legítimamente un pasado como proveedor de la Fuerza Aérea francesa y al mismo tiempo vender un reloj de «Astérix en Helvecia». Chronofixe se dirige al aficionado que respeta profundamente el patrimonio, pero que no quiere ni gastar 5.000 €, ni tomarse demasiado en serio.

Pedagogía: nociones técnicas y «brand revival» explicadas
Para apreciar plenamente la oferta de Chronofixe, es útil dominar algunos conceptos clave, tanto relojeros como industriales. ¡Agárrense, repasamos nuestros clásicos!
| Término | Definición | Pertinencia para Chronofixe |
|---|---|---|
| Type 20 | Un pliego de condiciones militar francés de los años 50 para un cronógrafo de piloto. Sus exigencias incluían: ~38 mm, esfera negra, 2 contadores y, sobre todo, la función Flyback (retorno en vuelo). | Es el corazón del legado militar de Chronofixe. La marca moderna utiliza el nombre y la estética, pero ha reemplazado estratégicamente la función flyback por la narrativa en su Type 20 Magister. |
| Cronógrafo Altimétrico | Un instrumento que combina un cronómetro con un altímetro. Era un instrumento de navegación vital antes de la aviónica moderna. | Es la propiedad intelectual histórica única de Chronofixe. Era la única manufactura francesa certificada para este tipo de instrumento, lo que fundamenta su legitimidad aeronáutica. |
| Diver / Sous-Marine (200 m) | Reloj de buceo. Una hermeticidad de 200 m (o 20 ATM) es la norma para el buceo recreativo serio (ISO 6425). | La familia «Diver» de Chronofixe y sus derivados (Astérix, Cofrefor) son verdaderos tool-watches con especificaciones de buceo robustas. |
| Movimientos (Calibres) | El «motor» del reloj. Chronofixe utiliza tres calibres principales: • Seiko NH35: Japonés, fiable, el caballo de batalla de las micromarcas. • Peacock SL4617III: Cronógrafo chino de cuerda manual. Elección pragmática para priorizar el storytelling. • Sellita SW200: Movimiento automático suizo. Justifica el ascenso de gama Swiss Made. | La selección de los calibres es el reflejo directo de la estrategia Bueno, Mejor, Óptimo de la marca. NH35 para el acceso, Peacock para el mecánico asequible, Sellita para el prémium. |
| Marca Resucitada (Brand Revival) | Un nombre histórico, con un legado documentado, puesto en letargo y luego relanzado décadas más tarde por un nuevo equipo. | Chronofixe es el ejemplo perfecto. La diferencia crucial con una marca sin pasado es la sustancia. El nuevo equipo reinterpreta un patrimonio auténtico. |
Veredicto
En conclusión, Chronofixe es uno de los renacimientos más inteligentes y estratégicos del panorama relojero francés actual. La marca ha entendido que no podía ganar la batalla de la ficha técnica pura (el flyback) contra competidores de 5.000 €. Por lo tanto, ha elegido luchar – y ganar – en el terreno de la narrativa.
Para el coleccionista purista que exige un flyback en su Type 20, el Magister no es el reloj adecuado. Pero eso no es lo que vende Chronofixe. La marca vende el ADN, el espíritu y un trozo real de la historia de la aviación francesa. ¿Deberíamos renunciar a este placer con el pretexto de que falta un resorte de retorno? Francamente, no.
Para el aficionado que busca patrimonio aeronáutico francés sin la etiqueta de precio estratosférica, el Type 20 Magister es una propuesta casi sin competencia. Para el comprador que quiere un tool-watch robusto, divertido y cargado de historia, los Diver y las colaboraciones con Astérix se encuentran entre las ofertas más coherentes y deseables del mercado en 2025. Chronofixe ha ganado su apuesta: reconciliar el altímetro y el galo, demostrando que se puede tener un patrimonio serio sin tomarse demasiado en serio.
(Y si me cruzas con un Chronofixe en la muñeca, no olvides preguntarme la hora: estaré encantado de compartir un trozo de historia contigo… y de comprobar si somos muchos los que hemos caído rendidos a este cóctel de cabina y cultura pop.)
